domingo, 24 de marzo de 2013

Días 34 a 37: Resumiendo que es gerundio.

Good Night, my friends,

Hoy un resumen de cuatro días, y es que he optado por no escribir los días que en realidad no pasa nada.

Así que pasamos por un jueves sin pena ni gloria, un viernes con muchas expectativas que acabaron mojadas y ventoleadas. Eso sí, en casa tuvimos una reina muy especial, Rachel, our host-sister, que cumplía 13 años y entraba en la temida adolescencia. Teniendo en cuenta de que es una diva divinísima, y una mente superrápida, esperamos que, como puse en la tarjeta de felicitación que le regalamos, que su reinado sea sólo justamente tiránico y muy imaginativo. Por cierto, de postre, su tarta de cumpleaños... la mejor tarta de chocolate de la historia. Porque los irish, comer no comen bien, pero son unos magos haciendo dulces.

El sábado el plan se convirtió en ir a un gran centro comercial. Tarea titánica en la que conseguimos hacer un  transbordo de autobús sin llegar al centro, ya que fuimos de Dublín 5 a Dublín 16, una horita larga de autobús y 15 minutos de pateo del bueno.

DunDrum Shopping Center.
Impresionante, cuatro plantas de centro comercial, con sus correspondientes entreplantas llenas de tiendas y establecimientos de todo tipo, varias alas del edificio, etc, etc, etc. The Dun Drum Shopping Center is amazing. Habrá que señalar que a pesar de todo lo que vi y deseé, I controled myself and I didn't buy anything. Habrá que volver, porque me quedé con todas las ganas del mundo de ver las tiendas de juguetes. 

A la vuelta, perdimos un bus y tuvimos que esperar, para colmo, nos topamos con un accidente y esperamos más aún, así que la vuelta a casa, cercana a las ocho y media, too much for Ireland time, nos esperaban sendos platos de arroz con chili y carne, gloriosa y picante comida mejicana. (Qué les gusta aquí la pimienta, más que la mantequilla).

Cena, alistamiento rápido y de vuelta pal centro, que ya le hemos cogido el gusto a esto de salir, y no nos podíamos quedar en casa. Eso sí, más frío que en Howth, pero al menos no llovía. 

Sorprendente puerta.
Empezamos la velada innovando, fuimos a un pub cercano al Trinity College, el Mulligans, de esos bares con solera frecuentados por irish people, more men than women, con una media de edad superior a 21, lo que ya es un reto. Bar sin música, pero muy buen ambiente y precios razonables para tratarse de Ireland. Nos cerraron a las una, y con la ya incorporación de Victoria y Lidia a nuestro grupo de cuatro: Ainara, María, Fernando y yo, nos dirigimos hacia Dame Street para encontrar un club que cerrase más tarde. Acabamos en The Globe, porque el Mercantile estaba con el aforo completo. 

Del Globe decir que mejor la música de la primera planta que del sótano, hasta que rememorando viejos tiempos escuchando y bailando el archiconocido tema de The Prodigy, fuimos al baño y a la vuelta sonaba el Song 2 de Blur y la música se quedó por esos maravillosos derroteros.

A las tres sonó la campana y de vuelta a casa, en taxi, que nos costó lo mismo que si hubiésemos cogido el nocturno, así que, un acierto, pero ya sabemos qué número va al barrio y dónde se coge 42N.
 
A large coffee
Esta mañana, con una temperatura rondando los 0º C, es decir, ni frío ni calor, y vientos huracanados, lo único que sabíamos es que no queríamos quedarnos en casa con nuestro sandwich del lunch. Así que el plan propuesto por Jose, algo indoor y comer en el buffet de PizzaHut, ha sido la elección adecuada. Unas risas y una copiosa comida, junto a la calefacción han dibujado la jornada, que tras pasar por el Museo  Nacional de Irlanda - Arqueología e Historia (al que hay que volver con mucho tiempo, porque es interesantísimo) hemos acabado en un Costa Café, frente a un tazón de black coffee y hablando de la situación española y mundial, arreglando el mundo, vamos.

De vuelta a casa, ligera cena, que hemos agradecido, hablar con la familia, y a descansar para mañana.

See you!

Aida

PD: si no tenéis por qué, ahorraros el café de Costa Café, porque ir pa ná es tontería. (Una bajo los efectos del mal café).

2 comentarios:

  1. No has hecho comentario alguno sobre la muchacha de aquella tienda que emulaba una playa...

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  2. Sorry, lo olvidé, si es que tengo una cabeza...

    Y es que entramos en una tienda que hacía las veces de garito caribeño, pero de noche, porque la luz escaseaba. música Chill out, poca luz y buenos sillones que invitan a la relajación. Tanto, que una buena mujer se quedó dormida en uno de los sillones. Por lo que nuestro amigo Jon, muy helpful, no tuvo otra idea mejor que aplaudir su azaña. Despertando a la durmiente con ese pequeño estruendo. La mala cara, se la llevó Jose, que iba detrás, ¡cosas del directo! (La tienda se llamaba Hollister)

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