viernes, 29 de marzo de 2013

Día 42: Good Friday

Un curioso día en Irlanda, en el que no se puede comprar alcohol, ni tampoco consumir, bueno, esto último más o menos. 

El día amaneció tranquilo, como no tuve que trabajar me levanté bastante tarde, pero parece que era rutina habitual en la casa. Durante y después de desayuno estuve charlando con John, así me enteré que, por ejemplo, los únicos bares abiertos en Good Friday (Viernes Santo) en Ireland son los de los hoteles, a los que sólo se puede acceder si estás hospedado y el bar del tren, al que sólo pueden acceder los viajeros.
El resto del día fue más o menos tranquilo, y depués de comer salí con Inma, Antonio y Pili a buscar el billete de autobús para el viaje del weekend. Nuestro gozo en un pozo, porque resulta que los autobuses interprovinciales no tienen billete anticipado (otra irracionalidad irlandesa).
Luego, disimulando con Pili, nos fuimos corriendo, a buscar su regalo de cumpleaños: una tarta. Sin planearlo, acabamos en el Tesco, y compramos una exquisita tarta de chocolate de Cadbury, ¡qué buena que estaba! Y caímos en la tentación Penneys, era inevitable.

Por la noche volando para el centro, que teníamos House o Flat Party, a birthday party. Nuestra Pili cumplía 27, y eso había que celebrarlo.

Un alucine, porque tenían dj y máquina de humo. Ambiente internacional, rincón español (para qué dudarlo). Risas, baile y cómo no, la visita de la Garda, que fue llamada por el vecino.

No acabamos excesivamente tarde, porque al día siguiente nos íbamos de viaje.


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