Buenas noches,
En principio, os estaréis preguntando qué son los "buskers", pues bien, es el término inglés para "músicos callejeros". Os preguntaréis por qué os hablo hoy de ellos, pues porque ha sido el tema de la clase de hoy y porque en Dublín los encontraréis en cada esquina, casi a cualquier hora, eso sí, en zonas transitadas. Que tocar al aire no da de comer.
Aquí no hay regulación sobre esto, es decir, cada uno, cuando quiera, puede ponerse en cualquier lugar y ponerse a tocar, vender sus grabaciones o a hacer el canelo, lo que más le apetezca. Por lo visto, hace unos meses, el gobierno tuvo un intento de regular este modo de trabajo y de vida, parece ser que bastante infructuoso. What do you think, law or not law?
Las compañeras de fatigas |
¿Creéis que se debe regular o controlar de algún modo? No digo quitarlo, porque se escuchan y se ven verdaderas maravillas y la calle es de todos y para vivirla, sino obligar a que tengan cierto repertorio, que contribuyan con sus impuestos y consecuentemente opten a prestaciones, que se rijan por horarios, distancias y espacio, etc. ¿O creéis que la música es libre y debe surgir cuando surja?
Aquí os dejo una fotillo de unos músicos que tocan very well, I've made it this afternoon when we went shopping, but only for a few minutes, because we want to have a rest before the evening. ( Uhmm, desgraciadamente ayer me dejaron con Hotel California en la cabeza y ha tenido que ser otro busker el que me lo quite, cambiándolo por una melodía de Take That, no sé qué es peor).
Hoy hemos salido un ratico, para departir con los compañeros y para comprobar qué tal estaba el tan mencionado Dicyes, or something like this. So, en este Club, famoso por su público multicultural y joven, los martes las pintas de cerveza las puedes encontrar a 2,5 € y si llegas antes de las siete no te cobran entrada, que es de unos 10 €. Evidentemente, para las 18:20 h., más o menos, hemos llegado a la cola. Sí, digo cola, porque, como veréis en la foto, ha sido un momento más que épico. Yo a mi edad no estoy para estas cosas, colas kilométricas para entrar en una discoteca, ya no recordaba cuándo había sido la última vez. Pues allí estábamos, esperando, escuchando hablar a los franceses de detrás, viendo cómo el de seguridad recorría la cola una y otra vez pidiendo que nos pegásemos a la pared, el desconcierto de nuestro compañero surcoreano, las risas de Ainara, el típico que como el que no quiere la cosa se cuela, un poquito de todo. Y uno de seguridad al que no se le entiende. Vamos, lo que viene siendo una larga cola, de 45 minutos, para ser exactos.
Con el frío ya instalado en nuestros pies, por lo menos en los míos, llegamos a nuestro destino, la entrada del bar. Del que ya escuchábamos el incesante ritmo de la música (llamémoslo ritmo, por no llamarlo ruido) y ohh, surprise! It was five past seven. Así que... we had to pay. Cuando vimos lo que nos esperaba en la entrada, llegamos y dimos la vuelta. Así que, 45 minutos perdidos.(Tengo que reconocer, que conforme mejor oía la música, más ganas tenía de que nos pasara lo que nos pasó).
Fotógrafos, ante "James Bond" |
Como ha sido día de partido (no me recordéis el resultado que me enfado), hemos buscado un pub en Temple Bar, que lo retransmitiera, y que no fuese muy caro (algo bastante complicado, ya que las pintas rondan entre los 5 y los 6 euros). Hemos empezado nuestro recorrido deshaciendo el camino y dirigiéndonos hacia el famoso barrio de marcha de Dublín. Y, de repente, hemos visto una aglomeración de fotógrafos. Parecían profesionales, así que nos ha podido la curiosidad y nos hemos acercado a ver quién era, maybe a famous person. Y sí, era James Bond, que digo Pierce Brosnan. Una grata sorpresa, sé que muchas me envidiarán, sobretodo mi madre. Eso sí, la foto no va a poder ser, no ha salido bien, pero pongo el "churro" que tengo, para que no creáis que miento.
En nuestro recorrido en busca del partido de fútbol perdido, hemos llegado hasta Temple Bar y hemos decidido ir al bar en el que estuvimos el primer día, el Fitzsimons of Temple Bar, en la misma mesa. Todo un recuerdo ya, sólo diez días, pero parecen diez años. Entre pintas andó el juego, y a pesar del disgusto del partido, la cosa mejora cuando escuchas buena música en directo, irish folk y una versión de Zombie, de The Cranberries. (Cuando nos hemos ido, parece que ha habido un poco de baile típico, esperemos verlo a la próxima). Y, casi lo olvido, ya eran las ocho de la tarde y nos ha podido el hambre, unas alitas de pollo picante, nos han hecho las veces de tapa (7,5 € a compartir, no muy caro, pues había bastantes y, tras la sopa, puede que lo más barato del menú).
Y ahí ha sido cuando hemos tenido que emprender la vuelta al hogar, pues nos esperaba la cena (patatas asadas, verduras cocidas y empanada de pollo y cerdo) y el comentario de: Ten o'clock is too late for dinner, o lo que viene a ser lo mismo, si vais a volver tan tarde no esperéis cena.
Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho (o cuando sea). Muak.
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