viernes, 1 de marzo de 2013

Día 14: Ya es primavera en Dublín.

No, no me he vuelto loca,

esta mañana, mi ya ex-profesor de inglés, nos ha felicitado el inicio de la primavera, y es que parece ser que en Irlanda no hay equinoccio que valga, ni solsticios, ni historias, llega el día 1 de marzo y ¡ya es primavera!

Happy Spring!, habría que decir.

Así pues, llega la primavera y acaban las clases, en medio de un día, no digo que caluroso, pero sí mucho más cálido de los que hemos tenido hasta ahora. Hoy, de nuevo ha brillado el sol. 

Bye, Swan, Adiós.
Salimos de clase hoy con una lista de sitios (bares) a los que ir, un título por el curso de inglés y un contrato de las prácticas que vamos a hacer. Por fin, I know something more about I'm going to do in my internship. 
Básicamente, lo mismo que hice hasta el momento, bases de datos, marketing, procesamiento de documentos y trabajo en el ordenador, en general, eso sí, en el ámbito turístico. I'm so nervous, maybe a little scared. (Hoy nos han enseñado adjetivos para expresar sentimientos).

Mis primeros Noodles, con pollo y
verduras. En su irresistible envase
(también tenían palillos, pero no sé usarlos).
Como despedida, Quiaomin me ha dado su teléfono (algo muy raro, que los chinos son muy 'reservaos'). Y hemos decidido irnos muchos a comer en un Take away, vamos, un sitio de comida para llevar. (Adjunto foto de mi adquisición), cinco euros con la tarjeta de estudiante, este pedazo de plato y una manzana, que la fruta aquí se encuentra muy cara. No me he podido resistir, sólo por el envase.

Tras nuestra comida comunitaria, tan una espera interminable, hemos repartido nuestros caminos y, las de siempre, hemos ido a buscar un vestido en una tienda y, ya de vuelta, hemos acabado dentro del "paraíso del menaje". ¡Qué debilidad tengo por estas tiendas!, se llama Stock y está haciendo esquina en King Street South con Claredon Row, en Dublín 2. Conozco a más de una y más de uno que hubiese disfrutado tanto como yo en esta tienda. 

De camino al autobús hemos parado a comprar la entrada para un tour nocturno por la marcha dublinesa, a ver qué tal. Para coger el bus y volver al barrio, donde mis vecinos han encontrado un estupendo café (eso sí, capucciono a 2,80€), al estilo de nuestros cafés, pero con adolescentes tomando café con patatas fritas. 

Hemos acabado nuestra afternoon en el nuevo Lidl del barrio, mucho más barato que Tesco, by the way.

No hay nada más típico que un pelirrojo
o que un arpa (swan) en Irlanda.
Pues sí, una pelirroja tocando una en Dublín.
Por último, contaros que hoy hemos estado hablando de lo que nos está sorprendiendo de Dublín y de los irlandeses, de la que ya os adelanté los horarios de las comidas y otros demonios. Hoy una compañera nos ha enumerado un sinfín de cuestiones que se plantea sobre ellos, en mi caso, además de que por qué comen patatas frítas con el café, lo que me ha sorprendido, gratamente, es que se les entiende mucho mejor que a los ingleses (no es lo que me habían dicho), son algo más correctos al hablar, y su acento se parece bastante al americano neutro de las series y películas, será por eso que no me resulta tan extraño. 

Finalmente, en casa justo a la hora de la cena, ¿a que no adivináis? Puré de patatas, pisto y jamón al horno, o algo así. Y una estupenda sobremesa, como siempre. Es bueno poder aprovechar esos momentos para mejorar un poco el idioma, aunque hablemos poco y escuchemos mucho.

Tras esto mi gozo en un pozo, porque pensaba que iba a salir, pero al final no. Ya será mañana. 

Besos, 

Aida.

PD: un compañero me ha dicho que hoy echaba mucho de menos a la familia. Yo soy más despegada, pero hablo a diario con ellos y no había sentido aún esa morriña, como dirían los gallegos. Pero mientras escribía aquí he estado escuchando el discurso de Antonio Banderas de ayer y ahora sí que tengo nostalgia de mi gente y de mi tierra. (Me apetece seguir escuchando a Sabina, no sé por qué).




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